Mi libro “La
corporación hacker” describe un modelo empresarial
basado en la colaboración y la ética hacker. Una de las conclusiones a las que
llego, es que el modelo organizativo debe fundarse en una estructura
proyectizada, es decir, orientada a la Gestión de Proyectos.
A pesar de ello, no profundizo sobre
los métodos o la organización de los equipos del proyecto. En este artículo
trataré de dar unas pinceladas sobre mi visión del futuro. Trataré de explicar
por qué serán los métodos ágiles (Agile) los que se impondrán en una sociedad
“hacker”.La tecnologías de desarrollo Agile, surgen en marzo de 2001, cuando un grupo de desarrolladores de software establecen un manifiesto y crean unos nuevos métodos de desarrollo en contraposición con otras normas que consideraban excesivamente “pesadas” y rígidas. En él indican que para obtener unos objetivos adecuados se debe anteponer:
- A los individuos y su
interacción, por encima de los procesos y las herramientas.
- El software que funciona,
por encima de la documentación exhaustiva.
- La colaboración con el
cliente, por encima de la negociación contractual.
- La respuesta al cambio,
por encima del seguimiento de un plan.
“Aunque hay valor en
los elementos de la derecha, valoramos más los de la izquierda.”
Esto no implicaba que otras
metodologías fuesen contrarias a la “ética hacker”, pero con este manifiesto se
da una nueva vuelta de tuerca para profesionalizar la colaboración y confianza
entre productores y clientes del
software.
Las metodologías ágiles se orientados a
generar productos focalizados en la
entrega de valor, antes que al seguimiento de un plan preestablecido, con
lo cual encajan de forma más clara con el objetivo de una empresa hacker.
Es decir, la característica más
importante es que dan la vuelta al paradigma de restricciones. Son el coste y
el tiempo lo que marca el desarrollo
poniendo el foco en las características, y
por tanto valor, del producto entregado.
Las metodologías Agile, son ideales
para realizar proyectos adaptativos, dónde se añade valor de forma incremental en “sprints”
rápidos y con evaluaciones progresivas
sobre el valor entregado.
Esta forma de trabajo, es muy adecuada
en la sociedad actual, dónde se dan las siguientes circunstancias:
- Ni el cliente ni el mercado saben exactamente que quieren hasta que no lo prueban. Las innovaciones, los nuevos productos son difícilmente evaluables hasta que no se ha recibido feedback de los consumidores. La línea de desarrollo debe estar abierta al valor que percibe la sociedad.
- Los cambios y gustos de modifican rápidamente, y la adaptación al cambio debe formar parte de la idiosincrasia operativa. La innovación se ha convertido en gestionar el cambio constante.
- La incertidumbre en una característica co-sustancial con el desarrollo de un proyecto, dado su carácter único, pero el grado de incertidumbre ha crecido exponencialmente. Hoy las empresas deben aceptar que no es posible tener un control total ni el conocimiento absoluto del proyecto.
- La generación de valor sostenible debe conseguirse mediante una correcta gestión de los recursos (coste y tiempo).
Por ello, los
desarrollos Agile son más acordes con la evolución hacia una sociedad “hacker”.
Pero si
profundizamos en los roles y las formas de trabajo, también se observa un alto
grado de coherencia con los valores hacker. El desarrollo es transparente, en
tanto que los backlogs ( o colas de requisitos) son conocidos por todo el equipo,
y su valoración se realiza de forma colaborativa. La organización del equipo es
menos jerárquica, y más corresponsable. Las tareas a ejecutar en cada ciclo de
desarrollo (sprint) están disponibles en el tablero y cada miembro del equipo
selecciona y desarrolla bajo su responsabilidad.
No todo es ideal en
esta metodología, y todavía hay camino que recorrer. Su aparición estaba
perfectamente adaptada al desarrollo de software, y es muy asimilable al ámbito
de los servicios. Pero es difícil encajarlo en otro tipo de productos. Por ejemplo,
no imagino cómo construir un puente de forma adaptativa.
También su futura evolución
dependerá de la implantación de los valores hacker en toda la sociedad, ya que incluso
la relación entre cliente y proveedor influirá en la creación de contratos ágiles
para el desarrollo de productos. Es preciso
que estos se basen en la confianza mutua, la corresponsabilidad y la transparencia,
para que la adaptabilidad sea parte intrínseca del proceso contractual. Muy al contrario
que el modelo contractual anglosajón, basado en la obsoleta ética protestante-capitalista,
abocado a desaparecer.
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