Transcribo
en este artículo, el primer capítulo de mi libro “La
corporación hacker”, dónde trato
de explicar que el cambio de sistema que terminará con el capítalismo tal y como
lo conocemos, deberá también provocar un cambio en las Corporaciones.
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La
encrucijada del post- capitalismo
El capitalismo es hoy un modelo
agotado. Ha cumplido su ciclo y como
toda creación humana ha llegado a su fin. Algunos expertos vaticinan 50 años de
cambios que terminaran en un nuevo orden social, con China a la cabeza de la
hegemonía mundial, y quizá con un cambio del paradigma socio- económico [1].
El capitalismo de Adam Smith y
Franklin ha sobrevivido a diversas crisis. Ha evolucionado desde su concepción,
pero todavía pervive sobre la base de su “ética protestante” que Weber describió
[2]. En el siglo XX, derrotó al comunismo, único modelo que fue una alternativa
real aunque inviable. En Europa, la mutua convivencia de ambos sistemas
conllevó la interrelación de visiones, en especial la incorporación de la
social democracia en la idiosincrasia política. Su principal logro, el estado
de bienestar, está hoy en cuestión. Por una parte, se duda de su viabilidad
económica. Pero al mismo tiempo se destapa la nefasta gestión política que se
ha realizado del mismo. Parece patente la incapacidad del capitalismo, para
resolver hoy día los problemas de la sociedad humana.
Como Khun y otros expresan [3], sólo
mediante una visión revolucionaria y nuevas líneas de pensamiento se crearán
los paradigmas necesarios para reactivar el cambio del la sociedad. Y digo el
cambio, que no el crecimiento, pues quizá el baremo de medición de la nueva
sociedad no sea únicamente el crecimiento económico. Únicamente nuevos
paradigmas de pensamiento, una nueva creencia colectiva puede marcar los
objetivos, o el camino que hay que recorrer. En el siglo XX se impusieron en el
inconsciente colectivo las teorías de la Evolución de finales de XIX y el relativismo de comienzos del XX. Estas
teorías terminaron por implantar un inconsciente colectivo que se basa en
considerar posible una mejora continua, basada en la tecnología y la superación
continua del ser humano. La actual crisis económica y el déficit de “Grandes ideas” que lideren un cambio ha
terminado por colocarnos ante una ausencia de horizontes que perseguir y por
los que luchar. Sólo explorar nuevas vías generarán la salida hacía el futuro.
El final del siglo XX ha deparado
otras novedades. La sociedad comenzó a organizarse en torno a la información y
ha cambiado al hombre y sus relaciones. Castells destaca que los cambios
tecnológicos han creado una nueva estructura social. “El informacionalismo es
un paradigma tecnológico. Concierne a la tecnología, no a la organización
social ni a las instituciones. El informacionalismo proporciona la base para un
determinado tipo de estructura social que denomino la “sociedad red” [4]. Pero
la sociedad red todavía está perviviendo dentro del sistema capitalista y su
ética protestante, con lo cual no ha
terminado de generar un cambio del paradigma de pensamiento ético. Varios
autores consideran que el sistema capitalista ha perdido sus valores originales
quedando imposibilitado para aportar soluciones a largo plazo para la sociedad
humana. Por ejemplo Galbraith en 2002 [5] ya indica que el sistema capitalista
ha incurrido en una serie de “fraudes inocentes” que dejan detrás un rastro de
incoherencia respecto a sus principios
fundadores. La caída de Enron con la connivencia de Arthur Andersen fue la
gran constatación de la estafa. Entre
otros “fraudes”, Galbraith destaca:
·
El robo que
la “dirección corporativa” realiza de las empresas, detentando un poder que corresponde al
verdadero dueño (el accionista). Ello
hace que la corporación funcione como “burocracia” donde el burócrata (gestor) establece las reglas.
·
El consumidor se presenta como soberano del mercado, cuando en realidad la publicidad
y los medios manipulan su criterio y decisión.
·
El éxito del sistema se mide en indicadores
como PIB que representa realmente la producción y no el progreso.
·
Se han impuesto mitos como la separación entre
los sectores público y privado cuando predomina sólo un sector que vive de lo
público.
·
La pequeña empresa es celebrada políticamente,
pero en realidad solo se apoya las grandes corporaciones.
La crisis de 2007 ha sacado a la luz otras
carencias, como la falta de un buen
gobierno corporativo, que no deja de ser una fachada, así como en los
fallos de reguladores estatales y agencias de calificación (Moody’s, Standard
& Poors y Fitch). Además, otros
escándalos en la Banca internacional, desde Islandia hasta España, han
descubierto una élite corporativa centrada en el beneficio propio y su visión
al corto plazo. La cultura de la codicia y el “pelotazo” se ha impuesto como
norma de actuación. La confianza, basamento de un sistema de libre mercado, ha
quedado maltrecha.
NOTAS:
[1]
El informe de la OCDE titulado “Looking
to 2060: Long-term global growth prospect” Noviembre 2012, estima El PIB combinado de China e India
pronto superará al de las economías del G-7 y rebasará a la de todos los
miembros actuales de la OCDE en 2060.
[2] Weber, Max; “La ética protestante y el
espíritu del capitalismo”; 1905, Este trabajo estudia la ética capitalista,
basada en los valores del protestantismo. Preconiza el trabajo y la obtención de riqueza como
máximo valor de la sociedad capitalista.
[3] Khun, Thomas S. “La estructura de las
revoluciones científicas”. Khun sostiene que los avances científicos no son
acumulativos, sino que avanzan en base al paradigma dominante. Cuando el
paradigma no es capaz de resolver problemas importantes, se implanta una
revolución que lo sustituye. En general el pensamiento humano evoluciona en
este sentido, mediante revoluciones en la forma de percibir la realidad social.
Manuel Castells en “Redes de indignación y esperanza”; Editorial Alianza, 2012.
ISBN: 978-84-206-0960-7 indica: “ la construcción de significados en la mente
humana es una fuente de poder más estable y decisiva. La forma que pensamos
determina el destino de las instituciones, normas y valores que estructuran las
sociedades…… Si la mayoría de la gente piensa de forma contraria a los valores
y normas institucionalizados en las leyes y reglamentos impuestos por el
estado, el sistema cambiará”.
[4]
Himanen, Pekka, Castells Manuel, Torvalds Linus;”La ética del hacker y el
espíritu de la era de la información”.
[5] Galbraith, John Kenneth; “La economía del
fraude inocente”. Editorial Crítica, 2004. ISBN:84-8432-569-5
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