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martes, 11 de junio de 2013

La encrucijada del post-capitalismo (II)


Transcribo la segunda parte del capítulo en este artículo, La encrucijada del    post- capitalismo de mi libro “La corporación hacker”, dónde trato de explicar que el cambio de sistema que terminará con el capitalismo tal y como lo conocemos, deberá también provocar un cambio en las Corporaciones.
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La “ética protestante” sustenta el capitalismo desde su fundación y sigue siendo parte de su actual perfil visible que es la “sociedad red.”  Actualmente, se opone un pensamiento de naturaleza distinta, denominando hackerismo. Es el contrapunto que cuestiona las bases del pensamiento y la ética capitalista. No es un movimiento de pensamiento estructurado, sino una forma de pensar y actuar, que parte de la actitud individual respecto a la vida y la sociedad.
Hoy, el término “hacker” está denostado y completamente asimilado al de “cracker”, esto es, a una persona que intenta vulnerar los sistemas de información, con intención maliciosa o no. Pero originalmente designaba a personas cuya pasión y “hobby” era compartir sus conocimientos sobre la incipiente tecnología informática. La ética que subyacía en las actuaciones de estos grupos de personas fue descrita por Himanen en el libro “La ética del hacker y el espíritu de la era de la información”[6]. En cierta forma, se basa en la colaboración entre iguales para progresar en el conocimiento y bien común, al igual que ocurre entre la comunidad científica. Parte de esa forma de hacer y colaborar, se ha mantenido y ampliado con las actuales tecnologías denominadas 2.0. La actual fase social denominada “sociedad red”, ha favorecido la implantación de esta ética hacker o colaborativa, en la que la pasión por generar contenido, las ganas por aportar opinión, han pasado a ser un bagaje individual sin sometimiento a jerarquías. Se ha aplanado la sociedad, la autoridad es más difusa. Pero por el contrario, en los estamentos de la sociedad, las instituciones públicas, y en definitiva el poder de hecho, no ha calado esta revolución del pensamiento. El cambio hacia una sociedad hacker dónde quien más colabora y quien más aporta obtenga más recompensa, tanto material como a nivel de reconocimiento de la comunidad, todavía está por llegar [7]. La sociedad hacker no es sólo aquella basada en las tecnologías de la información y el acceso a internet. Es además un paradigma del pensamiento  ético que puede cambiar nuestra forma de hacer y actuar.  El hackerismo no es un sistema económico y por tanto no se opone per-se al capitalismo, sino que revoluciona su ética de actuación. Pero todavía no hemos alcanzado una estructura social  hacker, principalmente porque las estructuras de pensamiento colectivo no han cambiado. En todo caso, hoy somos más red, y menos jerarquía. No se acepta bien ni la jerarquía ni la representatividad sin contrapartidas.
Si a nivel individual ya está triunfando la “red social”, y puede generar convocatorias revolucionarias (como primavera árabe), falta que cada individuo obre en consecuencia y se aparte de aquellos grupos que no siguen esta ética (tanto clientes, o usuarios de productos y servicios de empresas, como votantes o simpatizantes de grupos o partidos).  Aunque  movimientos como la Primavera Árabe, el “15M” y la “Toma de Wall Street” son semillas de pensamiento y funcionamiento red, no han acabado de crear un nuevo paradigma social.
Otras teorías como la “Economía del bien común”, exigen el cumplimiento a empresas de una ética de actuación a través de la evaluación de las mismas.  En definitiva, existen nuevas corrientes de pensamiento pero ninguna marca un camino definitivo. Para que un modelo pueda considerarse un nuevo paradigma, este debe ser aceptado y seguido por un amplio sector social.

¿Cómo cambiará la sociedad para evolucionar a la nueva sociedad hacker? ¿Cómo cambiar las estructuras capitalistas sin revoluciones sangrientas? ¿Es posible?. Son las preguntas clave en momentos de encrucijada; las que nuestros antepasados debieron hacerse en otros tiempos de incertidumbre y cambio. Yo creo que sí. Creo que está en la esencia del pensamiento hacker. Pienso que será el primer cambio incruento en la historia de la humanidad. Esta nueva revolución será la primera en que el individuo y no el grupo será el motor del cambio, cuyo fin será la mejora de la sociedad y el bien común. Debe ser el individuo, cada uno de nosotros, quien generé la movilización para el cambio, pues ya se dan las circunstancias tecnológicas para que cada voz sea escuchada. Es decir, el fenómeno de revolución social que viene, debe ser una llamada de individuos a individuos, sin jerarquías ni grupos de interés (llámense partidos, clases sociales, o grupos de presión..)
La empresa-corporación es el “organismo” creado por el capitalismo, que genera la producción y sustenta la sociedad humana. Pero, la esencia de la corporación capitalista ha sido corrompida durante finales del XX y no son los dueños de la empresa (accionistas) quienes detentan en control, sino que los gestores de las corporaciones han tomado el mando [8]. El verdadero capitalista, quien arriesga su dinero, pocas veces es el más beneficiado de la corporación. Considerando que el núcleo básico de la sociedad capitalista es la empresa-corporación, es preciso un cambio en la estructura fundamental de la misma para convertirse en un cambio de paradigma real. Google, o en su momento Apple y Microsoft pudieron ser consideradas corporaciones hacker, empresas que se basaban en compartir y colaborar. Castells indica  que “las empresas que formaron parte del origen del informacionalismo eran, en general, de un nuevo tipo: empresas que, recién puestas en marcha, se convertían en corporaciones gigantescas (Cisco Systems, Dell Computer, Oracle, Sun Microsystems, Apple, etc.) o empresas que se reinventaban a sí mismas (como Nokia, que cambió el dominio de la electrónica de consumo por el de la telefonía celular y, luego, por el de Internet portátil). Para poder evolucionar y convertirse en organizaciones a gran escala, orientadas a la innovación, estas nuevas empresas dieron forma a otro componente fundamental del informacionalismo; la fuente cultural de innovación tecnológica representada por la cultura hacker” [9]. Pero todas o casi todas han sucumbido ante la competencia capitalista, y han perdido sus valores fundacionales. 

Así pues, nos encontramos con una estructura corporativa neurótica e incoherente, anclada todavía en una ética obsoleta. Los ejemplos de incoherencia son muchos. Se predica el conocimiento y la retención del talento como mejor ventaja competitiva, pero no se refleja en la compensación de los detentadores de dicho talento que son las personas. Baste revisar el informe de la OIT de 2012/2013 para observar la continua tendencia que aleja los salarios de la productividad. El informe indica que “Los salarios han crecido a un menor ritmo que la productividad en la última década y están provocando descontento popular e incrementando un riesgo de malestar social” [10]. Vivimos en una sociedad en red, donde el individuo tiene a su alcance multitud de herramientas que le permiten relacionarse en múltiples comunidades virtuales, y aportar su opinión. Pero la estructura social (empresas, partidos políticos, instituciones), todavía mantienen formas decimonónicas; no se atiende a la opinión de ciudadanos a nivel social, ni de los trabajadores de la empresa a nivel corporativo. Otro ejemplo de incoherencia es como las empresas utilizan las herramientas que les brinda la  tecnología para conseguir un posicionamiento de sus productos o de su “responsabilidad social” que es denunciada como falaz en las redes sociales. En definitiva, quedan patentes conductas incoherentes por no tratar a los demás como adultos informados y al alcance de información.

Los verdaderos cambios de innovación social deberán partir de las corporaciones, antes que formar parte del Estado. Si bien, como escribía  Maquiavelo en su obra “El príncipe”, ya en el siglo XVI, “Nada más difícil de emprender, ni más peligroso de conducir que tomar la iniciativa en la introducción de un nuevo orden de cosas, porque la innovación tropieza con la hostilidad de todos aquellos a quienes les sirvió la situación anterior y sólo encuentra tibios defensores en quienes esperan beneficios de la nueva”.

Ahora bien, en una visión a largo plazo y en búsqueda del beneficio compartido (win-win), la empresa deberá reformarse. Todos los actores en la empresa, (capital, gestión y fuerza del trabajo), deberán adaptarse a la sociedad hacker como nuevo paradigma social. Una ventaja competitiva consistente, sólo puede obtenerse mediante la adaptación coherente de los valores empresariales a la ética social emergente.
NOTAS:

 [6] Himanen, Pekka, Castells Manuel, Torvalds, Linus;”La ética del hacker y el espíritu de la era de la información”.
[7] Castells, Manuel; “La era de la información”. Alianza Editorial, 1997. Castells identifica la actual sociedad como “sociedad red”. Según su propia definición “¿Cómo sabemos que un paradigma dado (por ejemplo, el informacionalismo) es dominante respecto a otros (por ejemplo, el industrialismo)? La respuesta es sencilla: por su rendimiento superior en cuanto a acumulación de riqueza y poder”.
[8] Galbraith, John Kenneth; “La economía del fraude inocente”. Editorial Crítica, 2004. ISBN:84-8432-569-5. Galbraith sostiene que la esencia del capitalismo se ha pervertido al conseguir los Gestores “robar” el poder de las corporaciones frente al verdadero dueño del capital (el accionista). Esto provoca que el sistema capitalista viva en un fraude generalizado.
[9] Himanen, Pekka, Castells Manuel, Torvalds, Linus;”La ética del hacker y el espíritu de la era de la información”.
[10] “Informe Mundial sobre Salarios 2012/13. Los salarios y el crecimiento equitativo”. International Labour Office – Geneva.

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