Presentación

Quiero compartir mis reflexiones e ideas sobre el futuro de la sociedad


miércoles, 15 de mayo de 2013

Competencia vs. colaboración


En el siglo XVIII, Adam Smith consagra el paradigma de la competencia como motor del crecimiento económico  y el bienestar social. Apela al egoísmo de los individuos ejerciendo la libre competencia para lograr la riqueza social.

Posteriormente, el siglo XIX elevó a ley natural dicho paradigma, a través de las teorías de Darwin, donde la propia evolución de las especies se basa en la competencia por los recursos y la supervivencia del más adaptado. Pero, el paradigma competitivo olvida otros modelos naturales exitosos, como por ejemplo la simbiosis. De hecho, si bien la competencia es un medio de renovación natural, múltiples investigaciones apuntan a que la colaboración es mucho más efectiva. El paleontólogo Jose Luis Arsuaga, sostiene que una causa de las principales causas en la evolución del cerebro humano fue el carácter social de los primeros homínidos y por ello la sociabilidad es una de las señas de identidad del ser humano como especie. El entomólogo Edward Wilson va más allá e indica que los dos modelos de especie de éxito  son los insectos sociales y los humanos.

Yo siempre he considerado, que cualquier estructura u organización social, difícilmente será válida si es contraria a la naturaleza intrínseca del la humanidad. Así, la estrategia empresarial basada únicamente en la competencia está en entredicho. En los últimos años, han aparecido numerosos estudios dónde se desmitifica la competencia como adalid de progreso. Dichos estudios demuestran que estrategias colaborativas son más efectivas que la competencia (ver Yochai Bencker, y su libro “El Pingüino y el Leviatán: Por qué la cooperación es nuestra arma más valiosa para mejorar el bienestar de la sociedad” ). El “La economía del bien común”, Christian Felber indica que “La razón es que la cooperación motiva de manera distinta a la competencia…. La cooperación motiva basándose en las relaciones satisfactorias, el reconocimiento, la valoración y la fijación y consecución de objetivos comunes”.

Con todo ello, el modelo de Porter en la búsqueda de ventajas competitivas podría quedar desechado, al menos parcialmente, en aras a una búsqueda de la “ventajas colaborativa”. Es decir, la estrategia de las empresas debería centrarse en la búsqueda sostenible de colaboración con proveedores, clientes. Las barreras de entrada y la relación con otros competidores (o concurrentes en el mercado), debe basarse en el mantenimiento de la diferenciación sostenible y la innovación para conseguirla. En una sociedad basada realmente en el conocimiento abierto, la única forma de competir es sobre la base de la mejora constante.

La empresa debe ser un órgano de generación de valor para la sociedad. El paradigma de Colaboración es acorde a la sociedad actual red interconectada, plana y dirigida hacia una participación activa del ciudadano. La estructura competitiva en la sociedad sustentada en los valores del “hackerismo” se basa en la innovación y el conocimiento abierto y colaborativo.  Es la vía que permite a la empresa-comunidad aportar valor real a la sociedad, y el medio por el cual obtener rentabilidad. La estrategia de la empresa debe pasar siempre por generar innovación en cualquier elemento de su cadena de valor.

Todo ello, no implica que la competencia deje de existir como medio de supervivencia. Pero está comprobado que los modelos de más éxito (cómo Google o Apple) son aquellos que no focalizan su actuación en sus competidores de mercado, sino que auto-compiten para aportar más valor a sus clientes y explorar nuevos “Océanos Azules”.

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