Presentación

Quiero compartir mis reflexiones e ideas sobre el futuro de la sociedad


miércoles, 10 de abril de 2013

El mundo de las ideologías


Yo odio que me etiqueten. Estamos en el siglo XXI y todavía las personas y los partidos se colocan marcas como derecha e izquierda, liberal o comunista.  Lo más chocante, es que con un cinismo proverbial, los partidos de izquierda aplican políticas conservadoras,  o viceversa.

Para empezar, estas distinciones nacen y crecen en los siglos XVIII y XIX. Obviamente, han evolucionado, pero son conceptos decimonónicos…, antiguos. Parten de una división de la sociedad en grupos disjuntos y en conflicto. Pero además, en un mundo cerrado y desconectado.

En otro orden está la visión que cada persona tenga de la sociedad. Una persona puede sentirse más identificado con los valores sociales (que se asocian a la izquierda) que con los individuales (más cercanos al liberalismo). Pero entre medio hay una infinidad de grises. No creo que hoy día existan muchos conservadores que no estén a favor del progreso.  O pienso que es difícil encontrar alguien de izquierdas que abogue por la total eliminación del derecho de propiedad; ni siquiera en China es así.

Los humanos somos seres complejos, con distintas dimensiones vitales. Somos seres individuales, que nos hemos adaptado a sobrevivir. Teorías como “el gen egoísta” explican  que "Somos máquinas de supervivencia, autómatas programados a ciegas con el fin de perpetuar la existencia de los egoístas genes que albergamos en nuestras células." Desde este punto de vista, el humano tendería a pensar en su propio beneficio. Pero diversos evolucionistas sostienen que el éxito del homo sapiens como especie se ha basado en su componente social. La capacidad de anteponer el grupo al bien individual, el altruismo, ha permitido el despliegue y el progreso de la sociedad. Existen hoy diversos estudios que demuestras como la colaboración es más fructífera que la competencia en ambientes como el empresarial.

En definitiva, las personas nos debatimos entre lo individual y lo social, dependiendo del asunto que tratemos.  Nadie es del todo blanco o del todo negro. Los programas políticos, ambiguos e inalcanzables deberán dejar paso a proyectos concretos, estructurados y con objetivos definidos alejados de ideologías preconcebidas.

Los partidos, organizaciones, y en general la sociedad debe acostumbrarse a vivir en esta gama de grises.  El dogmatismo no tiene futuro.

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